Ing. Antonio
Manuel Villar
Si usted es o admira el vivir en países
“prósperos”, es mi deber respetarle; pero usted debe respetar el derecho que
tengo a no desear lo mismo; como debe respetar el trabajo por conservar la biodiversidad, los
ecosistemas que enriquecen la vida de muchos que, al igual que yo, lo viven y
lo disfrutan.
Si por mejor vida usted se marcha,
tiene mi empatía; pero no quiera obligarme a pensar igual. Tienes el derecho a
que no le impongan ningún modo de vida; pero usted no imponga el suyo.
Ejercite la empatía con los que defienden sus
bosques, sus campos, sus paisajes, su comunidad familiar.
Es muy fácil desear irse para donde
haya más probabilidad de alcanzar sus sueños. pero mis sueños es que cada quien
pueda elegir libre mente si se queda o si se va; si buscar nuevas culturas o si
cuida la suya, sin que esto le impida que se enriquezca y evolucione al ritmo
que no destruya lo bueno que ya existe.
África, Medio Oriente, el Tíbet, Iraq,
etc., tienen el derecho de existir con su idiosincrasia. Lo único que me
corresponde es ayudarle, sin violencia, a que aprendan igual que yo, a respetar
para que se le respete, a ser justos para que se sea justo con ellos.
Los tibetanos gritan que les oigan, y
todos mantenemos los oídos sordos porque
están lejos o los intereses no se ven amenazados; se les aplica aquello
de “ojos que no ven corazón que no siete”. Ellos también son seres humanos que
tienen derechos y sufren. Los africanos que mueren de hambre, como los niños de
los barrios, de mi pueblo. Eso no lo voy a resolver emigrando o sugiriéndole que
emigren hacia los países “prósperos” es cultivando la empatía que facilite que
la prosperidad les llegue y no se le sabotee robándole sus riquezas y después dejándoles
como bagazos sociales.
quiere que crea en una solidaridad como la del
terremoto en Haití que hoy ya se olvido, los recursos prometidos y recaudados
no se sabe dónde fueron a parar. Los medios de prensa y los face book, etc.,
son muy buenos para expresar solidaridad; pero no quitan el hambre. Haití
necesita, como lo necesitan los niños de mis barrios pobres, que se le facilite
el desarrollo y esto es posible con la autogestión.
Crear la cultura de la sinergia
social es el único camino de llevar los pobres a vivir como seres humanos. Los
resentimientos que llevan a esas solidaridades, no son fuentes de ninguna
ayuda, cuando los resentido tienen poder hacen los mismo que lo empujaba a
protestar. Dirijan sus ojos hacia esos revulucionarios que hoy son millonarios
en Haití, Rep. Dominicana, México y otras naciones hermanas que han tenido sus
revulucionarios que después se han
sumado a los vampiros.
Los vampiros tienen el don de que no sólo
les sacan la sangre a sus víctimas; sino que les convierten, a su vez, en chupadores
de la sangre de sus hermanos. Yo sueños con una humanidad sinérgica, no me
rebelo por carencias de privilegios y poder, promuevo lideres que sueñen y no
resentidos que cambian cuando los dejan entrar a los salones de los que
desangran los pueblos como Haití, África o Medio Oriente y Asia.
La promoción de un liderazgo sinérgico
lo creo como el único camino para que se sumen las buenas ideas, juntas pueden
ser más eficaces y eficientes.
A los
cristianos (católicos o no), les digo: si el 1% de los que se dicen, fueran o lo
intentaran el mundo no estaría como está.
Enséñeme a respetar, deme su ejemplo.